CLAUDIA SHEINBAUM Y QUINTANA ROO// Análisis de Rafael Martínez Cristo

CLAUDIA SHEINBAUM Y QUINTANA ROO

Rafael Martínez Cristo

Una de las preguntas más recurrentes de los quintanarroenses en estos momentos de cambios, de históricos días, es “cuál será el trato que recibirá el estado, luego de las notables deferencias que tuvo la saliente administración federal”. Y lo cierto es que ésta no podría ser mejor. La relación entre la presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Mara Lezama es más que cordial, es estrecha, es de amigas, más allá de correligionarias y mandatarias.

Las pruebas, las muestras de ello, han sido más que elocuentes.

Y es que desde hace años (mucho antes de la candidatura de Morena a la Presidencia), cada vez que ambas se encontraban, siempre relució un abrazo en el que ambas se fundieron en una calidez real, fraternal.

Asalta a la memoria aquel momento en el que Sheinbaum recibió el llamado “bastón de mando de la 4T”, en el que, una vez en sus manos, Andrés Manuel López Obrador levantó la mano derecha de la ungida, mientras que Mara Lezama hizo lo propio con la izquierda, en una fotografía que quedó para la posteridad.

Esa escena, ese momento no fue fortuito ni tampoco casual, por supuesto que no lo fue. Cualquier otro alto personaje de la Cuarta Transformación hubiera querido, estaba ávido de tomar el lugar que sí tuvo la mandataria quintanarroense.

Pero además existen muchas circunstancias que permiten advertir que en el cambio en la Presidencia de la República, Quintana Roo aterrizará sobre terciopelo: No sólo la amistad entre las mandatarias que ya mencionamos, sino que Sheinbaum es una presidenta que pondera en especial a la mujer, y que recibió un favor muy especial de su antecesor: “Impulsar al sureste de la nación”.

A esto habrá que añadir la evidente capacidad de gestión de Mara Lezama y su atinada forma de elegir los rubros que más requiere esta entidad, lo cual se da gracias a la visión, a la insistencia y al trabajo mostrado durante estos dos años.

Quintana Roo, pues, puede estar tranquilo y celebrar este cambio en la Presidencia de la República. Agradecer, sí, las deferencias que tuvo el anterior gobierno, pero a partir de ahora se escribe otra historia, en la que el horizonte se ve inmejorable para la entidad.

Y que quede muy claro, Quintana Roo no puede ni debe permanecer con la mano estirada para recibir y recibir. No, se requiere mucho trabajo, mucho talento, mucha decisión y sobre todo mucha unidad entre los gobiernos, que en los municipios sus autoridades por fin se pongan a trabajar y entiendan que los tiempos han cambiado; urge que los empresarios, la sociedad organizada y todos estrechen lazos, siempre a favor del estado, porque si al estado le va bien, a toda la gente le irá bien.

Es tiempo de la reconciliación, dejar atrás el encono sembrado desde Palacio Nacional, aquí ya no habrá “buenos y malos”. Y en ello esta entidad deberá ser ejemplo.

El futuro de Quintana Roo pinta inmejorable. Atrás quedaron aquellos gobiernos federales que se aprovecharon de las bondades de esta entidad, que la saquearon siempre en beneficio propio. Adiós a aquellas migajas que regresaba la federación por cada peso aportado por el estado.

Enhorabuena. Es momento de cerrar filas.

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