Al reiterar el llamado de la Iglesia a los gobiernos a modificar la estrategia contra la inseguridad en México, el obispo de la Diócesis Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo, dijo que la Iglesia ha fallado en su misión evangelizadora, “es necesario redoblar esfuerzos. Hay mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social desde la labor pastoral”.
Reafirmamos, dijo en su homilía dominical, nuestro compromiso desde nuestro primer eje transversal, nuestro proyecto pastoral para la construcción de la paz. Por tanto, agregó, hacemos un llamado al pueblo de Dios, especialmente a los sacerdotes, religiosos, catequistas, evangelizadores, a sumarse a los trabajos por concretar un proyecto de paz.
“Reconocemos que hemos fallado, que no hemos hecho lo suficiente, pero nos comprometemos a que todos asumamos el compromiso de construir la paz. No podemos darle la vuelta, no podemos sacarle. A nosotros nos toca acercarnos, sensibilizarnos, ser más empáticos y hacer lo que hizo el buen samaritano: Curar las heridas.
Esa es la misión de la Iglesia, ser una Iglesia samaritana”, apuntó.
En la catedral de Cancún, el obispo quintanarroense señaló que la apuesta de la Iglsia es por el diálogo para construir un camino de justicia, de reconciliación, que nos lleve a la paz, la justicia, la aplicación de la ley, el estado de derecho, ahí están las armas principales de las autoridades y nosotros tenemos el arma de la oración.
Expresó que “queremos abrir horizontes de diálogo para construir la paz. Estamos delante de un problema complejo que necesita de todos y de todas para atenderlo desde la raíz y así dejar que Cristo resucitado haga surgir una nueva vida, una nueva paz”.
México, añadió, ha llegado a niveles de crueldad inhumana en ejecuciones, masacres, “no sólo en el que viene y hace la extorsión, roba y cobra piso, sino que hay actos que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo”.
En la Jornada por la Paz Convocada por la Iglesia Católica, lamentó que la delincuencia se ha adueñado de las calles, de las colonias, de los pueblos.
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Por lo ocurrido en la sierra tarahumara, expresó, los Obispos pedimos “ya basta, hay que pararle, hay que hacer algo. El mismo Papa ha dicho preocupado: Cuántos asesinatos en México. La iglesia dice: Debemos reconocer que no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos. Es necesario redoblar esfuerzos, hay mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social desde la labor pastoral.
Consideró que es tiempo de revisar la estrategia de seguridad, que está fracasando, es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de millones de personas, de familiares de víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen.
“Es tiempo de escuchar a los académicos, a los investigadores, a los medios de comunicación, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociaciones religiosas. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora” manifestó.
“Escuchar no es debilidad, al contrario, nos fortalece como nación. Todos los mexicanos necesitamos vivir en paz y en concordia, y todos estamos llamados a ser constructores de paz y samaritanos con tanta gente que está sufriendo, porque: desapareció mi hijo, mataron a mi esposo, y por tantas, tantas muertes violentas y tanta barbarie”, diijo.
Todos estamos llamados para, con mucho respeto, tratar de buscar caminos, con el aporte de todos y el trabajo de todos, “no solo platicar, discernir, elucubrar, sino ver qué vamos a hacer”, exhortó.
Recordó que los sacerdotes jesuitas que murieron en el Tarahumara eran hombres eminentes, gente de Dios, gente que tenía sus posgrados o licenciaturas, que lucharon por el bienestar de la gente y pusieron lo que otros deberían poner y no ponen. Dieron su vida por la gente más pobre, más marginada. Qué injusticia la muerte de estos inocentes que dieron su vida por el pueblo de veras, no con palabras y palabras, que eso no sirve, eso no es evangelizar.