Por Kisky Hiyozo
Muy orondo, el gobernador Carlos Joaquín se ufana de la obra de Seguridad Pública C-5 en Cancún, quizá la única realizada por su administración en estos cinco años, en los que prácticamente no se se ha puesto más piedra sobre piedra a lo largo de la entidad.
¿De qué ha servido una inversión de esta naturaleza, si la delincuencia, si la criminalidad no se ha detenido desde el inicio de esta gestión que quedará marcada en los anales de la historia como lo que le abrió las puertas al hampa?
¿De qué sirve un C-5 si los policías de Quintana Roo están lejos de ganar un salario digno, al percibir tres mil 589 pesos menos de los 18 mil 24 mensuales, que de acuerdo con la “Propuesta de Salario Digno para Policías”, deben de ganar para cubrir las necesidades básicas de sus familias?
Grave daño al estado dejará como herencia Carlos Joaquín, pues su C-5 y su Mando Único han servido para dos cosas: Para nada… ¡para nada!