INGOBERNABILIDAD (Primera parte)
Rafael Martínez Cristo
Nunca como ahora. Ni el último año del gobierno de Mario Villanueva, en aquel 1999, con acusaciones de narcotráfico. Ni el último año de Roberto Borge, en aquel 2016, con acusaciones de vender terrenos a familiares y amigos por debajo del precio real y un sinnúmero de delitos más. Nunca como ahora, en el último año de Carlos Joaquín, Quintana Roo es abatido por ingobernabilidad, tomado el estado por la delincuencia, en medio de escándalo, tras escándalo, tras escándalo… ¡Nunca, jamás como ahora!
Lastima, avasalla a los quintanarroenses observar la posición en que se encuentra ahora esta entidad. Los periódicos de circulación nacional, los noticieros de radio, de televisión dedican nota tras nota a la violencia que se vive en la entidad. Ver así cómo todo se viene abajo, cómo se derrumba, es decepcionante, aniquilante.
Lo ocurrido con Villanueva y Borge (ambos presos) lastimó al estado, pero la afectación fue propia, fue dirigida personalmente a cada uno de ellos. Pero ahora no, la inseguridad y la violencia se han desbordado y daña, mata a toda la entidad y a una población sacudida, temerosa, espantada.
Y ni qué decir de todos los sectores. El turismo, motor de la economía y generador de empleo se ha visto directamente dañado, muy dañado y casi al límite de lo soportable. Y nadie hace nada, ni la federación y mucho menos el estado.
¡Estamos en medio de la ingobernabilidad!
Antes era la justificación: “Se están matando entre los mismos delincuentes”. Pero ya no es así. Antes era: “Los casos se dan en la ciudad, no en la zona turística”. Pero ya tampoco es así, ahora los malos son dueños de las playas. Hoy el quintanarroense no tiene para dónde hacerse.
Continuará